las cuatro recomendaciones de la neurociencia para cuidar el cerebro cada día

En vísperas del día mundial de esta enfermedad, que se celebrará el domingo, Ineco compartió estrategias para la prevención y actividades abiertas a la comunidad.

Este domingo 21 de septiembre se conmemora el Día Mundial del Alzheimer, una fecha que busca sensibilizar a la sociedad sobre la enfermedad neurodegenerativa más frecuente en el mundo.

El Alzheimer representa entre el 60 y el 70% de todos los casos de demencia, y se estima que actualmente más de 55 millones de personas viven con algún tipo de esta enfermedad a nivel global, cifra que podría triplicarse hacia 2050 si no se encuentran estrategias efectivas de prevención y tratamiento.

En Argentina, el impacto es también creciente: se calcula que unas 500.000 personas viven con demencia, la mayoría con enfermedad de Alzheimer. Estas cifras no solo implican un enorme desafío para los sistemas de salud, sino también para las familias, que son quienes sostienen la mayor parte del cuidado cotidiano.

“Si bien hasta hoy no existe una cura definitiva, la investigación científica avanza de manera acelerada. Por un lado, con terapias innovadoras, como los anticuerpos monoclonales dirigidos contra el amiloide, que abren nuevas perspectivas. Y, por otro, con estudios sobre cómo el estilo de vida puede contribuir a proteger el cerebro y enlentecer el deterioro cognitivo”, sostiene el doctor Guido Dorman, médico neurólogo.

En esta última línea, se destacan los resultados recientes del estudio US-POINTER, un ensayo multicéntrico realizado en Estados Unidos, que demostró que una intervención intensiva en el estilo de vida puede mejorar la memoria y otras funciones cognitivas en adultos mayores en riesgo de deterioro cognitivo.

El trabajo, inspirado en el ya clásico estudio FINGER de Finlandia, refuerza la idea de que la prevención está, en gran medida, en nuestras manos.

El ejercicio físico no solo fortalece músculos y huesos: también es un aliado clave del cerebro. Caminar a paso ligero, andar en bicicleta, nadar o bailar al menos 150 minutos por semana se asocia con mejor rendimiento cognitivo y menor riesgo de deterioro. El US-POINTER mostró que incorporar actividad física aeróbica adaptada a la edad y condición de cada persona tiene beneficios medibles en la memoria. Además, combinarlo con ejercicios de fuerza dos veces por semana potencia la salud cardiovascular, otro factor íntimamente ligado al cerebro.

La dieta MIND, que combina elementos de la dieta mediterránea y la DASH (diseñada para controlar la hipertensión), ha demostrado efectos protectores contra el deterioro cognitivo. Se basa en un alto consumo de frutas, verduras de hoja verde, cereales integrales, pescado, legumbres, frutos secos y aceite de oliva, mientras limita carnes rojas, ultraprocesados y azúcares agregados.

En el US-POINTER, una alimentación balanceada fue un componente esencial para lograr beneficios cognitivos. En la práctica, esto significa optar por un plato de ensalada fresca o pescado con vegetales, en lugar de comidas ultraprocesadas, cada vez que sea posible.

La mente, al igual que el cuerpo, necesita entrenamiento. Leer, aprender un idioma, tocar un instrumento, resolver crucigramas, jugar al ajedrez o participar en talleres y actividades sociales estimula lo que se conoce como reserva cognitiva, un mecanismo que protege frente al impacto de la enfermedad.

Estudios poblacionales muestran que las personas con mayor participación social e intelectual presentan un menor riesgo de desarrollar demencia. Por eso, mantener la curiosidad y la vida social activa no es solo un placer: es también una forma de prevención.

Lo que es bueno para el corazón es bueno para el cerebro. Hipertensión, diabetes, obesidad, colesterol elevado y sedentarismo son factores de riesgo que dañan tanto al sistema vascular como al tejido cerebral.

Mantener la presión arterial, la glucosa y los lípidos en rangos saludables, junto con dejar de fumar, reduce significativamente el riesgo de Alzheimer y otras demencias. El US-POINTER confirmó que un abordaje integral, que incluya el control de estos factores, tiene efectos protectores sobre la cognición.

Además de los cambios en el estilo de vida, la ciencia avanza en el desarrollo de tratamientos farmacológicos innovadores. Los anticuerpos monoclonales antiamiloide, como lecanemab y donanemab, han mostrado por primera vez la capacidad de enlentecer el curso de la enfermedad en ensayos clínicos de fase 3. Estos resultados, junto con el desarrollo de biomarcadores en sangre que permiten un diagnóstico más temprano y accesible, configuran un panorama alentador en la lucha contra el Alzheimer.

En conclusión, el Día Mundial del Alzheimer es un recordatorio de que esta enfermedad, aunque desafiante, no nos encuentra indefensos. La prevención y el cuidado del cerebro comienzan mucho antes de la aparición de los síntomas, y hábitos cotidianos como moverse más, comer mejor, ejercitar la mente y controlar la salud cardiovascular pueden marcar una diferencia real.

“La evidencia científica confirma que adoptar un estilo de vida saludable no solo mejora la calidad de vida en el presente, sino que también puede proteger la memoria en el futuro. Frente a una enfermedad que aún no tiene cura, cada acción preventiva cuenta”, concluye el doctor Dorman.

Fuente: Infobae

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